El panorama en los EE.UU. es mixto: El PIB ha aumentado y la productividad industrial está entre el 5 y el 6% de los niveles anteriores a la crisis, y sin embargo 11 millones de estadounidenses están actualmente desempleados. Las expectativas para los próximos tres meses son complicadas e inciertas ante la posibilidad de nuevos aumentos en los contagios y de un cambio en el enfoque de la política tras la reciente elección presidencial. Los recicladores estadounidenses que quieren mover material se enfrentan a la falta de conductores de camiones y contenedores. A este respecto, los cargos por los envíos de China a la costa oeste de los EE.UU. han sido, por lo general, ocho veces más altos que los de los movimientos en la dirección opuesta. Según los informes, algunos contenedores se dirigen vacíos a Asia sin que la industria de reciclaje estadounidense tenga la oportunidad de utilizarlos.
En el norte, Canadá también es testigo de la escasez de conductores y contenedores, así como de protestas que implican bloqueos de ferrocarriles en algunas regiones. La Canadian Association of Recycling Industries está haciendo una encuesta entre sus miembros sobre la cadena de suministro relacionadas con COVID, a fin transmitirles la información a los funcionarios de transporte. La industria canadiense del reciclaje funciona con normalidad a pesar de una nueva ola de contagios por COVID, algunos bloqueos localizados y un déficit sin precedentes en la economía. El énfasis del gobierno canadiense en una recuperación «verde» podría suponer un potencial de creación de empleo para la industria del reciclaje.
En Chile, aunque la situación del virus se ha estabilizado desde el mes de agosto y los casos críticos han disminuido, se espera una segunda ola a principios de 2021. La economía nacional se desplomó un 14% a principios de este año, pero se prevé que la disminución del PIB para el año 2020 se sitúe entre el 4,5% y el 5,5%. Los recicladores chilenos han estado reportando mejores números desde septiembre de este año y, en promedio, las operaciones se han recuperado hasta el 85-90% de sus niveles previos a la Covid.
Aunque algunos países del sudeste asiático, como Malasia, siguen imponiendo estrictas medidas relacionadas con el virus, China ha vuelto a la normalidad en términos comerciales. En lo que respecta al comercio, la elevada demanda de mercancías ha provocado un fuerte aumento de los costos de flete, por ejemplo, del 200 al 300% para los envíos de Hong Kong al sudeste asiático. Los precios de la mayoría de las materias primas y los residuos plásticos han ido en aumento.
Las estadísticas sobre el COVID en la India han mejorando y las tasas de mortalidad siguen siendo bajas, en comparación con las de otros países; no obstante, se prevén nuevas oleadas y los estados mantienen las restricciones preventivas. Los trabajadores han regresado de sus ciudades y pueblos de origen debido a una fuerte demanda industrial, sobre todo del sector automovilístico.
En el oeste, Inglaterra acaba de salir de un nuevo mes de encierro, mientras que los respectivos gobiernos del Reino Unido en Escocia, Gales e Irlanda del Norte han estado implementando sus propios sistemas para tratar el COVID-19, lo que ha generado un cierto grado de confusión. Los desguaces del Reino Unido han continuado funcionando y, en muchos casos, han podido contar con importantes stocks.
La incertidumbre en los círculos empresariales del Reino Unido se ha visto exacerbada por los continuos -y todavía infructuosos- intentos de asegurar un acuerdo comercial de Brexit antes de que finalice el plazo del período de transición, el 31 de diciembre de este año. Los principales exportadores temen que los costos de envío a Europa continental aumenten en un 25% y que se vean enormes colas de camiones en las autopistas como resultado de los retrasos en los puertos. Estas preocupaciones se producen en un momento en que los exportadores ya están presenciando una importante escasez de contenedores, viajes vacíos y aumentos de los fletes.
Otros países europeos
En España los desguaces funcionan con normalidad, pero, en promedio, están entre el 5 y el 8% por debajo de su capacidad máxima. Las operaciones con productos no férricos en Alemania también han sido satisfactorias a pesar de las medidas en curso sobre COVID.
En Bulgaria se está produciendo un elevado número de casos de COVID y el cierre de escuelas y guarderías ha provocado escasez de trabajadores en, por ejemplo, los centros de clasificación de textiles. En Hungría, donde el 10 de noviembre se introdujeron nuevas restricciones relativas al COVID, la preocupación gira en torno a un borrador de propuesta para poner la mayoría de los aspectos de la gestión de los residuos bajo la supervisión de una única empresa estatal, incluida la recogida y el tratamiento; esto abarcaría, por ejemplo, los residuos municipales recogidos selectivamente, así como los materiales incluidos en los planes de responsabilidad ampliada del productor y los sistemas de garantías de depósito. Las instalaciones de producción que utilizan materiales reciclados -como las fábricas de papel y las acerías- están exentas, al igual que los residuos de la producción industrial.
En Polonia la pandemia sigue siendo muy activa y el gobierno ha anunciado nuevas restricciones para la Nochebuena y un nuevo paquete de estímulo económico para las empresas que han sufrido durante la segunda ola de la pandemia. Aunque la amenaza de una prohibición a la exportación de chatarra férrica rusa parece haberse desvanecido, ahora existe la posibilidad de que se aumenten los aranceles aduaneros a la exportación de chatarra. BIR. 08.12.2020