En la actualidad, existen diversos tipos de textiles como las prendas de vestir y el calzado, los textiles para equipamiento médico, los textiles para el hogar, los textiles para la automoción, los textiles técnicos o industriales, entre otros, que son producto de la actividad económica de la industria textil. Se trata de un sector muy competitivo, en auge, cuyo tejido empresarial está compuesto principalmente por PYMES. Según Euratex, la Unión Europea es el segundo mayor exportador de productos textiles y de la confección después de China.
Sin embargo, aunque la industria textil proporciona múltiples beneficios en términos económicos y sociales, también es responsable de los efectos adversos que provoca su cadena productiva altamente globalizada.
[…]El actual contexto de crisis económica, ambiental y social agudizan la necesidad de desarrollar nuevas formas de crecimiento basadas en la circularidad. Frente al insostenible modelo lineal basado en el fenómeno “fast fashion” están surgiendo nuevos movimientos “slow fashion” que promueven alargar la vida útil de los textiles. En este sentido, se espera la creación de innovadores negocios que favorezcan la circularidad del sector, por ejemplo, fomentando la moda de segunda mano. Además, con la llegada del comercio electrónico y la digitalización, el ecosistema textil deberá adaptarse para mantener su posicionamiento.
Es evidente que nos encontramos en un escenario de cambio, y están por llegar novedades normativas que afectarán al sector textil. En cualquier caso, esta regulación precisa de un enfoque holístico que aborde la dimensión tanto ambiental como social de la actividad que desempeña esta industria.
En el ámbito de la Unión Europea, se está trabajando en desarrollar un marco regulatorio que limite el uso de sustancias químicas peligrosas en los productos textiles, aumente la transparencia del sector y empodere al consumidor a través de medidas como el etiquetado, que permitirá divulgar información clara y veraz. También se está trabajando en la definición de los criterios de fin de condición de residuo para textiles, que servirá para facilitar la introducción de materias primas secundarias textiles en los procesos de producción, incentivando una mayor presencia de los textiles reciclados.
En España, la obligación de recogida separada de residuos textiles y la prohibición de destruir o eliminar los excedentes textiles no vendidos ya se establecen en la nueva Ley 7/2022, y se prevé desarrollar la responsabilidad ampliada del productor para los textiles próximamente. En este sentido, la obligación de recogida separada de residuos textiles puede suponer un reto para los entes locales, particularmente si se exige con carácter previo al establecimiento del régimen de responsabilidad ampliada del productor. Adicionalmente, sería interesante estudiar el caso de Francia, que ha sido el primer país de la Unión Europea en implantar la responsabilidad ampliada del productor para textiles.
La moda circular debe ir encaminada a reducir el desperdicio al mínimo y mantener los materiales dentro del ciclo de consumo y productivo para cerrar el círculo. Para ello, es crucial la etapa de diseño, donde deberían tenerse en cuenta aspectos como la atemporalidad de los estampados, la reciclabilidad de los materiales, la reparabilidad y la calidad del producto. Como hemos visto, las novedades que introduce la Ley 7/2022 están enfocadas principalmente en el reciclado. La implantación de medidas concretas de ecodiseño o etiquetado, por ejemplo, ayudarían a poner el foco en la prevención de la generación de residuos textiles y en su reutilización, por delante del reciclaje, tal como debería de ser de acuerdo con el principio de jerarquía de residuos. Una forma de promover la prevención y la reutilización podría ser la ecomodulación de las contribuciones financieras a través de la responsabilidad ampliada del productor, como se ya prevé en el caso de los envases.
En definitiva, está claro que el sector textil es una de las áreas prioritarias de actuación, y su regulación engloba muchos aspectos (sustancias químicas, microplásticos, emisiones, residuos…). Para dar respuesta a los retos a los que se enfrenta el sector, se está desarrollando un marco jurídico muy complejo, y las empresas pueden optar por ir a remolque o un paso por delante aprovechando las oportunidades y explotando sus fortalezas. Terraqui. 06.10.2022