Reducir la cantidad de residuos y convertirlos en nuevos recursos a través de su reutilización es una de las bases de la economía circular, con la que la sociedad cada vez está más comprometida, como muestran los datos publicados coincidiendo con el Día Mundial del Reciclaje.
Según recoge el estudio ‘Hábitos de la Población Española ante el reciclaje’, realizado por Instituto Catchment para Ecoembes, el 82,9% de los españoles declara disponer en su hogar de tres cubos, bolsas o espacios para separar envases, uno de ellos dedicados específicamente a plástico, metal y briks (materiales que van al contenedor amarillo). Un dato que refleja un aumento continuo en la última década: en 2015 eran un 72,5% de los encuestados los que afirmaban reciclar a diario.
Ese compromiso con la reutilización de materiales se traduce en que el año pasado cada ciudadano depositó una media de 18,8 kg de residuos de plástico en uno de los 383.508 contenedores amarillos distribuidos por todo el país para su recuperación. A esos envases recogidos en los hogares hay que sumar los que se recuperaron de las más de 500.000 papeleras y contenedores instalados en oficinas, estaciones de transporte o centros deportivos y de ocio, hasta sumar las 1.570.513 toneladas que fueron enviadas a las 97 plantas recicladoras que operan en España (677.096 toneladas de plástico, 247.157 toneladas de acero y aluminio y 8.436 toneladas restantes fueron envases de madera).
«Estos datos demuestran que el reciclaje en los contenedores amarillo y azul es un hábito muy asentado en la sociedad española. El incremento de más de un 5% con respecto al año anterior nos indica no solo que cada vez reciclamos más, sino también mejor», señala Óscar Martín, consejero delegado de Ecoembes. De acuerdo con esta organización sin ánimo de lucro, que gestiona en España el reciclaje a través del contenedor amarillo y azul, el esfuerzo conjunto para recuperar los envases evitó la emisión de más de 2 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, el ahorro de 20,5 millones de m3 de agua y de 5,27 millones de MWH de energía.
Porque la recuperación no solo permite dar una nueva vida a los residuos, sino que también ayuda a disminuir la cantidad de energía que se consume en el proceso productivo, ya que evita el gasto energético asociado a las fases de extracción y transporte de los materiales. Por otro lado, el estudio ‘Hábitos de la Población Española ante el reciclaje’ también señala que el 90% de los ciudadanos afirma tener claro qué residuos deben depositar en el contenedor de papel y cartón. En el caso del amarillo, se identifican claramente las botellas de plástico, tarrinas, latas y otros envases de plástico, pero no tanto otros como aerosoles o bandejas de corcho blanco, que en realidad también deben depositarse en este contenedor.
Un 29,8% de los residuos de los contenedores amarillos se depositan por error, algunos ciudadanos continúan tirando, de forma errónea, residuos que no son envases y que por tanto deben ir al punto limpio o al contenedor general, como los juguetes de plástico, calzado o ropa. Además, también hay ciudadanos que, de forma equivocada, creen que hay que lavar los envases antes de tirarlos a los contenedores o que reciclar los envases más pequeños es menos relevante porque tienen menor impacto medioambiental. El Mundo. 17.05.2022