Victoria Ferrer es la directora general del Gremi de Recuperació de Catalunya, la entidad que agrupa a más de 400 plantas de recuperación y reciclaje en Catalunya. Con un discurso muy claro, explica los principales retos que el sector debe enfrentar en los próximos años y los esfuerzos necesarios para convertir a los gestores de residuos en «los nuevos proveedores de materias primas».
Los miembros del Gremi son empresas gestoras de residuos que operan en Catalunya. Actualmente, tenemos 318 empresas asociadas que suponen unas 400 plantas, porque hay empresas que tienen hasta 10 plantas. Nuestros gestores tratan todo tipo de residuos, peligrosos, chatarra, plásticos, orgánica, textiles, RAEES, papel, orgánica, aceites, neumáticos, vehículos fuera de uso, todo.
Podemos decir que los miembros del Gremi mueven el 80% de los residuos que se tratan en Catalunya, lo que nos aporta un conocimiento y dominio del sector importante.
Sobre todo la función de lobby, acercar al legislador la visión de la empresa y viceversa es lo que nos ha posicionado, porque en un momento como el actual, de tsunami legislativo, la unión hace la fuerza. También la formación que damos a nuestros socios, los modelos de documentación y la simplificación de los trámites.
Últimamente, nos estamos dando cuenta que también representar al sector en foros como encuentros de productores hace oír nuestra voz en otros ámbitos, y eso proporciona negocio para nuestros socios a largo plazo, ya sea en asesoría de cómo mejorar productos en base a la reciclabilidad, o en proyectos de simbiosis industrial.
Los miembros del Gremi mueven el 80% de los residuos que se tratan en Catalunya.
A corto plazo, mantenernos y seguir creciendo en asociados, estamos en un momento complicado por toda la normativa, y también en un momento de relevos generacionales, muchas veces las empresas no tienen continuidad y causan baja, así que debemos contrarrestarlo con las nuevas empresas que se abren. A largo plazo, el posicionamiento aún más como entidad de referencia para administraciones públicas y productores, para incidir en el inicio de la cadena de valor y en toda la normativa que está por venir. Obviamente, siempre acompañando a nuestros socios, buscando estrategias para impulsar sus negocios.
Podemos decir que en los últimos dos años hemos visto un cambio en el legislador, más participativo y con más ganas de conocer cómo estaba avanzando el sector, lo que ha permitido que se impulsen iniciativas y empresas. En Catalunya, con el impuesto al vertido, por ejemplo, una parte de lo recaudado, se revierte en la industria en forma de subvenciones. Llevamos más de 30 millones de euros en subvenciones, y teniendo en cuenta que se subvenciona un 50% del proyecto, os podéis imaginar la inversión total del sector. Esto está haciendo que empresas catalanas optimicen procesos y descienda lo que lleva a vertedero, maximizando así lo que se transforma en materia prima secundaria.
La economía circular debe ser colaborativa o no será.
Una es la de las subvenciones, que comentaba antes, pero también iniciativas como el clúster de residuos, dónde todos los agentes de la cadena de valor se ponen de acuerdo para impulsar proyectos. La economía circular debe ser colaborativa o no será y estamos creando los foros para que esa colaboración se dé. Al final, no podemos obviar el hecho que para que las empresas que hacen la transformación de residuo a recurso se dé, debe de haber un mercado que absorba esos recursos obtenidos. Así que ciudadanos, centros tecnológicos, productores, tecnólogos, universidades, gestores y administraciones debemos hacer lo posible para llegar a lo que Europa nos marca, que es sólo un 10% de vertido en 2035.
Las limitaciones normativas, por ejemplo, la prohibición de la exportación de residuos sin que haya herramientas de fin de condición de residuo estandarizadas. Nosotros no exportamos a países de fuera de la UE porque queramos, lo hacemos porque en Europa o no hay precio o no hay venta, de modo que, si hubiera unas reglas universales de fin de condición de residuo, jugaríamos a la liga de las materias primas y la normativa de residuos no aplacaría.
En España estamos viendo como grandes empresas extranjeras están comprando empresas españolas, esto también nos está haciendo perder un poco la tradición de empresas familiares, no sé si catalogarlo como positivo o negativo, supongo que todo depende, pero lo que sí que propicia es la gentrificación de la gestión. Esto nos hace perder un tejido muy rico en PYMES en favor de las multinacionales. Pero es que con el tsunami legislativo, solo las empresas que puedan dar cumplimiento a toda la sobrecarga administrativa con pulmón financiero para la contratación de personal administrativo podrán tirar hacia delante.
Sin duda, la prohibición de la exportación de residuos, que ya he comentado antes, pero debemos ser conscientes que, en un mundo globalizado, liderar un cambio que se requiere mundial, resta competitividad a las empresas, en este caso a las europeas. Mientras que en Europa estamos exigiendo a los gestores que cumplan con mil normativas ambientales, en algunos continentes estas exigencias, costes de mano de obra, etc., no son tales, de modo que es mucho más fácil importar productos más baratos, incluso con sustancias en Europa prohibidas, porque es imposible controlar los flujos de entrada.
Así que esta transición está bien que la lideremos, pero debemos ser conscientes de los riesgos y de cómo alentar a las empresas para que tengan oportunidades no restarlas.
Están invirtiendo muchísimo dinero en maquinaria, en mejoras de procesos, en sistemas informáticos de control, sin duda está llegando la revolución industrial a nuestro sector. Y veremos como en los próximos años, habrá más proyectos con robots e Inteligencias artificiales, para la identificación y separación de los materiales, sin duda. En mi opinión, los gestores de residuos serán los nuevos proveedores de materias primas, lo que pasa es que los residuos son complejos, y por eso se deberá de seguir invirtiendo mucho.