Nº 189 - Noviembre 2020

Sansó ha destacado que “el canon será finalista, solo tendrá como objeto financiar proyectos que contribuyan a mejorar la gestión de los residuos, como por ejemplo la adquisición de contenedores inteligentes para la recogida orgánica o nuevas plantas de compostaje descentralizadas, por poner dos ejemplos”. También ha destacado que «el canon prevé un reparto insularizado, es decir, lo que se recaude en una isla se reinvertirá en esa misma isla».

Además ha explicado, que “el canon se ha diseñado siguiendo la filosofía ‘quien contamina, paga’”. Es por eso que se grava únicamente el vertido y la incineración con el objetivo de bonificar las buenas prácticas como por ejemplo la recogida y tratamiento de la materia orgánica, gran asignatura pendiente en las Illes Balears, o el pago por generación. Así, se ha diseñado el canon en 4 tramos: 2 para la incineración y 2 para el vertido. El canon por el vertido es más caro que el de la incineración ya que en la jerarquía de gestión de residuos verter es la peor de las opciones e incinerar con recuperación energética está justo un peldaño por encima.

Con todo, teniendo en cuenta la difícil situación económica provocada por la COVID-19, la conselleria propone que las tarifas se apliquen de manera progresiva y que, en el primer año de funcionamiento, sean prácticamente simbólicas, de entre 1 y 4 euros por tonelada. En este sentido, hay que tener en cuenta que, este año, Catalunya, donde el canon ya hace quince años que está implantado, aplica un canon de entre 23,6 y 47,1 euros por tonelada. Una simulación hecha con los datos de 2018 concluye que la recaudación durante 2021 sería de 460.388,23 €. GOIB. 26.10.2020